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la lectura de apocalipsis
Title
   la lectura de apocalipsis(97) - Apocalipsis 97    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   Apocalipsis 22:13
Date
   2009-05-15



Escritura

Apocalipsis 22:13
[13] "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último".

Amados hermanos y hermanas en Cristo,

En Apocalipsis 22:13 se mencionan 3 atributos de Dios. Dice lo siguiente: "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último".
Originalmente Dios no tenía ni "principio" ni "final". Dios existe antes y después de la eternidad; Él mismo es el espacio ilimitado. Para Él no existe ni el límite de tiempo, ni de espacio. Entonces, ¿cuál es la razón por la que Él dice que es "el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último"?
Sin conocer el verdadero significado espiritual, todo esto parecer ser lo mismo. Sin embargo, "El Alfa y la Omega", "el principio y el fin", "el primero y el último", todos tienen un significado diferente.
Primeramente, Él dijo: "Yo Soy el Alfa y la Omega".
Alfa y Omega corresponden a la primera y última letras del alfabeto Griego, lo cual equivale a la A y a la Z en inglés. (En el alfabeto coreano serían los símbolos "ㄱ" y "ㅎ").
En la época en la cual el Apóstol Juan estaba escribiendo el "Libro de Apocalipsis", la civilización Helénica se encontraba en su gran apogeo. No obstante "el Alfa y la Omega" no se relacionan solamente con el idioma Griego, sino también a todos los idiomas que son usados por la humanidad. Gracias a los idiomas, los seres humanos han podido expresar sus pensamientos, pasar sus conocimientos, y desarrollar las civilizaciones. En este sentido "el Alfa y la Omega" se refiere al principio y al final del conocimiento.
Existe una conexión íntima entre la civilización humana y el lenguaje. Para poder desarrollar y transmitir la civilización, era necesario que existiese una forma literaria del lenguaje. Aunque una generación tenga conocimientos y habilidades excelentes, si no hay ningún idioma literario para registrarlo, es difícil comunicarlo a sus generaciones futuras.
Los idiomas jugaron un papel muy importante en el desarrollo rápido de las grandes civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad. Por lo tanto, la expresión "el Alfa y la Omega", la cual corresponde a la primera y última letras del alfabeto, representa el principio y el final de todo el conocimiento de las civilizaciones de la Tierra.
Entonces, ¿qué significa decir que Dios es "el Alfa y la Omega", que es el principio y el fin del conocimiento y de las civilizaciones?
Mientras un hombre está creciendo, acumula varios tipos de conocimiento adquiridos a través de sus padres, maestros, libros, y otros materiales. Al ver este tipo de progreso, las personas pueden pensar que son los seres humanos quienes comenzaron la civilización por medio de la adquisición y acumulación de conocimiento. Sin embargo el principio de este conocimiento y civilización, residen originalmente en Dios el Creador.
Cuando Dios creó al hombre, Él le dio la habilidad de acumular el conocimiento. Después de que Dios creó a Adán, el primer hombre, poco a poco Dios puso el conocimiento de verdad en Adán durante un largo período de tiempo. Dios también le dio sabiduría para que la pudiera usar en su totalidad y aprovechar el conocimiento.
Cuando Adán vivió en el Jardín del Edén, él desarrolló una civilización muy avanzada aplicando este conocimiento superior y sabiduría. (Yo expliqué sobre esta civilización en los "Mensajes sobre Génesis".) Después de que él cometió pecado y fue expulsado a esta Tierra, no pudo desarrollar la civilización sobresaliente de la que había disfrutado en el Jardín del Edén.
Contrario al pensamiento normalmente aceptado en la actualidad, la Edad de Piedra no duró por millones de años ni avanzó hacia la Edad de Bronce, y posteriormente a la Edad de Hierro. Como está escrito en Génesis 4, en los días de Caín, hijo de Adán, las personas tenían el conocimiento que era suficiente para construir una ciudad.
La Biblia también registra que unas generaciones después, por los días de Tubal-cain, las personas forjaron todo tipo de herramientas de bronce y hierro. Desde la época de Adán, las personas han acumulado conocimiento y han desarrollado civilizaciones.
Una civilización es una acumulación sólida de historia humana, es el fruto de todo tipo de conocimiento y habilidad acumulada que innumerables personas han desarrollado. Gracias al desarrollo de tales civilizaciones, cosas que eran imposibles en el pasado se han vuelto posibles ahora, y las personas han venido a enorgullecerse de sus capacidades.
Las personas tienden a creer que la civilización continuará desarrollándose, y que la calidad de vida también continuará mejorando. Ellos también esperan que los desarrollos hagan posible la realización de cosas que están en la prominencia de Dios; cosas de las que se habría pensado previamente como imposibles.
Por ejemplo, las personas se anticipan a la capacidad de dar vida a un ser viviente para superar el envejecimiento y lograr la vida eterna. Sin embargo, el conocimiento y civilización humana no se desarrollarán sin límite.
Así como el principio de la civilización ya fue establecido en el plan de Dios, quien creó a Adán, su fin también esta ciertamente establecido. El curso de la historia humana, de hecho, empezó y acabará bajo la soberanía de Dios.
¿Entonces, cuándo vendrá el fin de la civilización?
Como lo escuchó durante estos Sermones sobre Apocalipsis, al final de los 7 Años de la Gran Tribulación, todas las civilizaciones serán destruirán debido a las guerras y a los desastres naturales. Cuando sea tiempo de empezar el Reino Milenario, la humanidad retrocederá a un entorno primitivo y todo el conocimiento y la tecnología que se habían almacenado por los siglos se habrán destruido.
¿Por qué Dios el Creador ha dado conocimiento a las personas y les ha permitido desarrollar civilizaciones? La razón reside en que era necesario para la providencia de la Cultivación Humana.
Dios supo con precisión cuánto tiempo debía durar la historia de la humanidad para conseguir el número máximo de hijos verdaderos. Por eso Dios estableció un período de 6,000 años después de Adán. Para poder predicar el Evangelio a todas las personas quienes se multiplicaron en la Tierra durante estos largos años, se requirió del lenguaje literario y del desarrollo de la civilización.
La Palabra de Dios logró ser recopilada y correctamente transmitida a las generaciones siguientes solamente por la existencia del idioma literario. Asimismo, la predicación del Evangelio a cada rincón del mundo se hizo posible solamente por el desarrollo de la civilización.
Por medio de esto las personas pueden entender quién es Dios, y cómo pueden buscarlo y hallarlo. Dios permite el desarrollo de las civilizaciones y el idioma literal como parte de la promesa de la cultivación humana.
Las personas insensatas no comprenden esto, e intenta negar la existencia de Dios basándose en su conocimiento inferior y experiencia. Ellos idolatran su conocimiento e intentan atravesar el dominio de Dios. ¡Pero eso es imposible!
Consideremos por un momento el incidente de la Torre de Babel en el capítulo 11 de Génesis. Desde los días de Adán hasta este incidente había sólo un idioma en el mundo. Cuando los descendientes de Cam construyeron la Torre de Babel para levantarse en contra de Dios, ellos podían congregar a las personas fácilmente porque todas ellas hablaban el mismo idioma.
A fin de prevenirlo, Dios confundió el idioma y lo hizo diferente entre cada persona. Ya que ellos no podían comunicarse, la construcción se detuvo. Aquellos que hablaban el mismo idioma se reunieron y eventualmente las personas se esparcieron por toda la Tierra.
Inicialmente la humanidad entera vivía en un mismo lugar. El obligarles a que se esparcieran sobre la Tierra también estaba dentro de la promesa de Dios. No importa cuánto conocimiento y habilidad puedan utilizar los seres humanos porque no pueden evitar la voluntad de Dios; no pueden levantarse en contra de Dios.
Proverbios 1:7 dice: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza". Y Proverbios 9:10 dice: "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia".
Ustedes ya han escuchado a través de muchos sermones la razón por la que tener temor de Dios es el principio de la sabiduría y el conocimiento. Dios le da sabiduría del Cielo a la medida en que usted le tema y se santifique.
Por supuesto, no entra al caso el que Dios conceda mala sabiduría porque Él es el principio del conocimiento y la sabiduría. Aunque Dios concede buena sabiduría a las personas, algunos reciben la obra del Diablo enemigo y Satanás, y la convierten en sabiduría mala.
Por ejemplo, si se utilizara el conocimiento acerca de la pólvora de una buena manera, ésta podría beneficiar a la construcción de un edificio o al trabajo minero. Sin embargo, cuando es usada de una manera maligna, se pueden construir armas para matar.
Hay muchas maneras para usar el conocimiento concerniente a las drogas. Ya sea que se utilice para hacer una medicina para sanar las enfermedades, o un veneno para matar a las personas; todo depende de las personas que utilizan el conocimiento de las drogas.
Aunque el conocimiento ha sido concedido para ser utilizado en la bondad según la verdad, las personas aceptaron la obra de Satanás y eventualmente el conocimiento se encaminó en una dirección incorrecta.
Las Escrituras dicen: "Soy el principio y el fin".
Cuando Dios dijo: "Soy el Alfa y la Omega", se refería especialmente al atributo de Dios el Padre Santo en la Trinidad de Dios. Esto significa expresar a Dios el Padre quién permitió todo el conocimiento y civilización de la humanidad desde el principio hasta el fin.
Por supuesto, "el Alfa y la Omega", "el principio y el fin", "el primero y el último", pueden ser normalmente aplicables a la Trinidad de Dios porque los Tres son originalmente Uno, y ellos trabajan con un mismo corazón.
Sin embargo, Dios el Padre se dividió en Tres personas porque hay campos cuya atención les concierne por individual. Por lo tanto, según las características de los ministerios de Dios Trino, el principio y el fin del conocimiento y la civilización se refieren al campo de Dios el Padre Santo.
Luego, "el primero y el último" corresponden a Dios el Hijo Santo, Jesucristo.
¿Por qué es el Señor "el primero y el último?" Esto se relaciona con la promesa de la salvación por la cruz, que es el secreto escondido por los siglos. El Señor es el primero y el último en el ministerio de la salvación de los seres humanos, quienes eran pecadores, guiándolos a la vida eterna.
Después que el primer hombre, Adán, desobedeció la palabra de Dios y cometió pecado, la humanidad fue al camino de la muerte. Los descendientes de Adán, que nacieron después de él, cometieron pecados. Ellos eran pecadores con pecado original y también pecadores con pecado cometido por ellos mismos. Todos ellos estaban destinados a la muerte.
Para salvar a tales pecadores, Jesús murió en la cruz. No obstante, aunque Él tomó los pecados de las personas y murió, Él regresó a la vida y derrotó la autoridad de la muerte ya que Él no tenía ningún pecado.
En 1 Corintios 15:20 dice: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho". De esta manera Jesús regresó a la vida y se convirtió en el primer fruto de la resurrección. Éste es el significado de "el primero".
A propósito, cuando un fruto nace primero, contiene una semilla de vida. La semilla se cae a la tierra, crece, y da fruto al 30, 60, y 100 veces o más. Jesucristo vino a esta tierra y murió. Pero Él resucitó como el primer fruto de resurrección y ha producido fruto sin fin.
Colosenses 1:6 dice: "[El Evangelio] que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad".
Aquellos entre ustedes quienes han escuchado el Evangelio de Santificación y han recibido vida constituyen el fruto del Señor. Ustedes se han convertido en las semillas de vida que están plantadas en la tierra y que producen mucho fruto.
Por lo tanto, "el primero" mencionado en la Escritura de esta noche significa que el Señor es el fruto de la resurrección. Esto demuestra el hecho de que, debido a que el Señor volvió a la vida, innumerables almas pueden recibir salvación en el Señor y unirse en la resurrección.
¿Qué significa el decir que Jesucristo es el "último"? Significa que la promesa de la redención humana llegará a su fin cuando el Señor regrese en el aire. 1 Tesalonicenses 4:16-17 provee una explicación detallada al respecto, diciendo: "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor".
Aquellos que han muerto y que están en una tumba, pero que creyeron en el Señor, se levantarán para recibir al Señor en el aire. Entonces quienes estén aún vivos se reunirán con el Novio, el Señor, serán transformados en un cuerpo espiritual para poder reposar en los brazos del Señor.
Este es el tiempo en que nuestra salvación estará cumplida por completo y cuando la promesa de la cultivación humana llegue a su fin. De la misma forma en la que un granjero planta las semillas, las cultiva, y cuida la siembra, así será el Día del Señor cuando reúna a todas las almas que representan el buen grano.
De este modo, la Escritura describe al Señor como "el último" refiriéndose a que Él cumplirá la promesa de redención en el Segundo Advenimiento.
La Escritura dice que Él es "el principio y el final".
Esto se refiere a Dios Espíritu Santo, que forma parte de la Trinidad. ¿"El principio y el final" de qué llega a ser el Espíritu Santo? Esto concierne al principio y al final de la "Cultivación Humana".
Un granjero trabaja para cultivar la semilla debido a que espera recoger el grano de la cosecha al final. La razón por la que Dios creó la humanidad y gobierna la historia de los seres humanos es para recoger las almas que representan un buen grano.
Esto significa ganar buenos hijos, quienes reflejen al buen y santo Dios, y ganar buenos hijos que amen a Dios. ¿Cómo puede recibir tales hijos buenos? Luego del pecado de Adán, los seres humanos llegaron a ser siervos que obedecían al pecado y por tanto se convirtieron en siervos del Diablo enemigo y Satanás.
Originalmente sus corazones estaban limpios de pecado y maldad, pero se mancharon cada vez más de acuerdo a su aceptación de las obras del Diablo enemigo y Satanás. Odio, mal temperamento, envidia, celos, mentes adúlteras, codicia, y arrogancia; estos atributos de la carne fueron plantados en sus corazones.
Para poder llegar a ser verdaderos hijos de Dios de acuerdo a Su deseo, se debe desechar los atributos de la carne y la naturaleza pecaminosa, y se debe recobrar el corazón limpio original. Se debe alcanzar un corazón puro, y plantar en él los atributos espirituales que reflejan a Dios.
Se debe llenar el corazón con amor, bondad, servicio, humildad, honestidad, sacrificio, devoción, y por el estilo. En otras palabras, todo lo que se tiene que hacer es obedecer a lo que la Biblia dice que se haga y no se haga, y desechar aquello que nos es necesario desechar.
Entonces los atributos pecaminosos serán desechados, y se alcanzará un corazón puro. Adicionalmente, se debe hacer lo que Dios nos dice que hagamos, y guardar lo que Él dice que guardemos.
Entonces, gradualmente reflejaremos el corazón de Dios y recobraremos la imagen de Cristo. ¡Es así de fácil! Simplemente hay que hacer lo que se debe hacer, y no hay que hacer lo que no se debe hacer.
En la mayoría de los casos, sin embargo, la gente no consigue hacer esto debido a que tienen un atributo que permanece en su antiguo hombre causando que se sigan comportándose como lo hacían cuando eran pecadores.
Al decir que la naturaleza del hombre no cambia, sabemos que es por causa de estos atributos. No obstante, el ministerio del Espíritu Santo consiste en cambiar lo que no se puede cambiar. Zacarías 4:6 dice: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos".
Algo que no se puede realizar por medio del poder humano, se lo puede lograr por el poder del Espíritu Santo quien, primeramente, mora en los hijos que abren su corazón y aceptan al Señor, y les da la fe para llegar a ser salvos.
El inicio del nuevo nacimiento como un hijo de Dios consiste en abrirse y recibir el Espíritu Santo. Una vez que se ha recibido al Espíritu Santo, las personas podrán orar dentro de Su obrar y podrán entender la Palabra de Dios al recibir el poder para vivir según la Palabra que han escuchado.
Al desobedecer la Palabra de Dios, su corazón se sentirá afligido porque podrán sentir el gemir del Espíritu Santo. Por otro lado, el Espíritu Santo se regocija cuando obedecen, de modo que el gozo y la gracia sobreabundan en sus corazones.
Romanos 8:26 nos dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".
Del mismo modo, el Espíritu Santo intercede por nosotros y nos ayuda a vestirnos de gracia y poder para cambiar. Él nos permite escuchar la voz de la verdad y entender el amor de Dios de modo que podamos desechar las obras de la oscuridad que practicábamos, y finalmente, Él nos ayuda a alcanzar la Santificación completa.
Desde el momento en que el Espíritu Santo descendió sobre el aposento de Marcos en forma de fuego, Él ha estado continuamente administrando aquellos ministerios de Cultivación humana. Por supuesto, desde el día en que Dios inició la Cultivación Humana, el Espíritu Santo estaba con Él.
Él también realizó muchas obras en los días del Antiguo Testamento. No obstante, las obras más importantes del ministerio del Espíritu Santo comenzaron formalmente con el inicio de la era del Nuevo Testamento.
Se trata de ayudar a las personas a circuncidar y cultivar sus corazones de modo que puedan llegar a ser hijos verdaderos, que son santificados. Sin embargo, las obras del Espíritu Santo, quien ayuda a las personas en su santificación, no duran por siempre.
La obra del Espíritu Santo, quien cultiva a los humanos, finaliza el día que el Señor regrese en el aire.

Amados hermanos y hermanas en Cristo,
"Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin". Aunque parece algo tan sencillo, ustedes acaban de escuchar cuán profundo es su significado.
Toda la promesa de la historia, cultivación y salvación humana, así como los ministerios de la Trinidad de Dios, están contenidos en este verso.
Hasta ahora el Diablo enemigo ha tratado incesantemente de impedir el cumplimiento de la promesa de Dios. Pues engañó a Adán, el primer hombre, para que traicionara a Dios. Trató de destruir a Israel, el pueblo escogido. Trató de matar a Jesús, quien vino a este mundo como el Mesías.
Incluso en la actualidad, impide que las personas tengan fe, e instiga a las personas malvadas para que destruyan el ministerio del Espíritu Santo. No obstante, la voluntad de Dios no podrá ser detenida, sin importar cuánta difamación de parte de Satanás.
Dios cumple con la promesa de Salvación según Su justicia perfecta y sabiduría inmensurable. Él lo ha hecho hasta hoy, y lo cumplirá todo sin el menor error hasta el último momento. Él cumplirá Su voluntad por completo hasta lograr hijos verdaderos.
Mientras se acerca el fin, el Espíritu Santo mostrará obras cada vez mayores. No importa cuán oscura sea la oscuridad del mundo, y tampoco importa cuánto pecado y maldad se hayan desenfrenado, la obra del Espíritu Santo llega a ser más poderosa cada vez, para ayudar a las personas a aceptar el Evangelio, a creer en el Señor, y a cambiar para llegar a ser santos.
La razón por la que Dios ha establecido esta iglesia en los tiempos finales es para cumplir el ministerio del Espíritu Santo, quien constituye el fin de la Cultivación. El Espíritu Santo, quien es el principio y el fin de la Cultivación Humana, manifiesta obras poderosas a fin de hacer un llamado a todas las almas que recibirán salvación.
Las obras que han visto, escuchado, y experimentado son mayores y más impresionantes que cualquier obra en otras generaciones o lugares. Ustedes deben llegar a ser hijos verdaderos, santificados, antes del fin debido a que han experimentado tales obras.
Deben asimismo llegar a ser instrumentos del Espíritu Santo. 1 Corintios 2:4 dice: "y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder".
Tal como está escrito, espero que cada uno de ustedes manifieste la obra del Espíritu Santo y de poder a innumerables almas.
¡Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo, que al hacer esto puedan brillar por siempre al igual que las estrellas del cielo!

[Amén]

 
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