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Title
   El Señor es el Cristo(1) - El Señor es el Cristo (1)    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   Isaías 53: 5
Date
   2013-03-24



Pasaje

[Isaías 53: 5]
"Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados".


Hoy celebramos el Domingo de Ramos.
Primeramente regresemos al tiempo en el que se dio este evento, que fue el origen del Domingo de Ramos.
Hace aproximadamente dos mil años atrás, faltaban cinco días para la Pascua, la gran festividad de los judíos.
Jesús estaba yendo del Monte de los Olivos hacia la ciudad de Jerusalén, montado en un pollino.
Los discípulos y muchas personas, desde niños hasta ancianos, lo rodeaban y seguían.
Ponían sus mantos en el trayecto por el que estaba pasando el pollino, o ramas sobre la calle.
"¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!" Todos se regocijaban a gran voz.
Este fue el momento en el que se cumplió la profecía de Zacarías.
En Zacarías 9:9 leemos: "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna".
En este caso, Jesús estaba acudiendo a Jerusalén para convertirse en la propiciación al igual que un cordero en la Pascua.
Es decir, Él acudió a la ciudad para tomar la cruz.
Domingo de Ramos es el día en el que conmemoramos aquel evento.
La gente que daba la bienvenida a Jesús agitaba ramas de palma y las ponía sobre la calle; por esto se llama "Domingo de Ramos".
Ahora, observemos brevemente los pasos de Jesús durante la siguiente semana hasta que murió en la cruz y resucitó.
Un día completo en Judea comprendía desde la puesta de sol hasta la próxima puesta de sol.
No obstante, permítanme explicar los pasos de Jesús en el concepto de nuestro tiempo para mejor entendimiento.
El primer día, que era un domingo, Jesús entró en Jerusalén en medio del júbilo del pueblo.
Al día siguiente, el lunes, Jesús purificó el Templo de Jerusalén.
Él sacó a los comerciantes del Templo y volteó las mesas de los cambistas y de aquellos que vendían palomas.
El martes fue al Templo y enseñó a las personas.
Luego llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le preguntaron a Jesús: "¿Con qué autoridad haces tú estas cosas?"
Le hicieron muchas preguntas para tratar de hallar algún tipo de falta en Él.
Pero no tuvieron nada que decir luego de que Jesús les respondiera con autoridad.
Luego de esto, el deseo del sumo sacerdote y los fariseos de matar a Jesús, creció aún más.
El miércoles, María de Betania, hermana de Lázaro, llegó con un vaso de alabastro de perfume de nardo de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
En Mateo 26:13, Jesús dijo lo siguiente acerca de esto: "De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella".
Sin embargo, a Judas Iscariote no le gustó esto, y fue donde el sumo sacerdote y le prometió entregar a Jesús en sus manos.
El jueves por la noche Jesús tuvo la cena de Pascua en la ciudad de Jerusalén con Sus discípulos.
Después de la cena, Él se dirigió a Getsemaní en el Monte de los Olivos para orar.
Antes de tomar la cruz, oró fervientemente con todas sus fuerzas al punto de sudar gotas como de sangre que caían al piso.
Pronto fue rodeado por los soldados de los principales sacerdotes quienes fueron dirigidos hasta ahí por Judas Iscariote.
Finalmente Jesús fue arrestado y los discípulos se alarmaron y huyeron.
Jesús fue llevado al sumo sacerdote Anás.
Hasta entonces ya había pasado la media noche y era viernes.
Luego Jesús fue enviado a Caifás, el sumo sacerdote, después al concilio y por último a Pilato, el gobernador de Judea enviado por el Imperio Romano.
Pero Pilato envió a Jesús a Herodes, diciendo que este incidente estaba bajo la jurisdicción de Herodes, quien gobernaba sobre Galilea.
No obstante, Herodes envió a Jesús de regreso y finalmente recibió la sentencia de muerte por parte de Pilato.
Comenzando el jueves bien tarde en la noche hasta las nueve de la mañana del viernes, Él fue llevado de aquí para allá mientras era cuestionado.
También recibió fuertes azotes con mucho desprecio y burlas.
Subió hasta el Gólgota cargando la cruz, y seis horas después de estar colgado en la cruz, alrededor de las tres de la tarde, murió.
Pero al tercer día, muy temprano en la mañana del domingo, Él rompió la autoridad de la muerte y resucitó.
Hermanos y hermanas: A partir de hoy, esta semana es denominada la semana de Pasión; durante la misma meditaremos en el sufrimiento del Señor.
Anhelo que ustedes puedan meditar en los pasos de Jesús y que tomen un tiempo santo y piadoso, tomando en cuenta el contenido de los Cuatro Evangelios.
También deberíamos participar en el sufrimiento del Señor el Viernes Santo, ayunando por lo menos una comida en ese día.


[Mensaje principal]

Amados hermanos y hermanas en Cristo, y televidentes:
Pedro le dijo a Jesús que Él es el Cristo.
Tal como Pedro lo confesó, Jesús llegó a ser Jesucristo después de morir en la cruz y de resucitar.
Aprendamos ahora el significado de la palabra 'Cristo' para saber quién es Él en realidad.
Hay una gran diferencia entre los nombres 'Jesús' y 'Jesucristo'.
En Mateo 1:21, un mensajero de Dios apareció para transmitir la orden de Dios a José.
Dice: "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".
Es decir, 'Jesús' significa 'Aquel que salvará a Su pueblo de sus pecados'. Esto está en tiempo futuro.
'Cristo' es la palabra en griego para la palabra hebrea 'Mesías'.
'Mesías' significa 'El Ungido'.
En el Antiguo Testamento, cuando los reyes, sacerdotes o profetas eran designados, se los ungía en la cabeza.
Jesús recibió el título de Rey, Sacerdote y Profeta y llegó a este mundo para salvar a la humanidad.
Y Él murió en la cruz.
No obstante, debido a que Jesús no tuvo pecado alguno, Él rompió el poder de la muerte y resucitó.
El enemigo diablo y Satanás quebrantó la ley de la justicia al matar a Jesús inmaculado.
Por consiguiente, ahora tenía que entregar al Señor aquellos que creían en Jesucristo como su Salvador.
Jesús se convirtió en el mayordomo verdadero de todas las cosas en el universo, es decir, el Rey de reyes y Señor de señores, al ganarse de nuevo la gente que solía ser esclava del diablo.
Por ende, el nombre 'Jesucristo' significa 'el Salvador quien ha salvado a Su pueblo de sus pecados'.
Así, el significado de 'Jesús' y 'Jesucristo' es muy diferente, y la autoridad inmersa en ellos también es distinta.
Hermanos, hermanas y televidentes:
Hemos visto primero el significado del término 'Cristo'.
En segundo lugar aprendamos acerca de los significados de los sufrimientos por los que Jesús atravesó, esto en base al pasaje bíblico de hoy.
El proceso a través del cual Jesús se convirtió en Jesucristo no ocurrió de manera fácil o simple, como si solo añadimos otra palabra al nombre.
Durante todo Su ministerio en este mundo, Jesús jamás dijo una simple palabra o hizo un solo acto que no tuviera significado.
Así como la gente hace una pieza de tela al tejer todos los hilos juntos, Él hizo todo exactamente de acuerdo al plan y a la voluntad de Dios.
Mientras estaba en el ministerio, no podía sentirse cómodo ni siquiera un momento.
Sobre todo, tomó el camino de sufrimiento al sacrificar toda Su vida y cuerpo a fin de cumplir la justicia para perdonar pecados.
Después de todo, Él se sacrificó a Sí mismo por completo, aun al punto de derramar hasta la última gota de Su sangre.
A través de Su sacrificio, la Providencia de salvación se tejió con exactitud de acuerdo a la justicia.
La primera parte del pasaje bíblico de hoy en Isaías 53:5, dice: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados..."
Tal como estaba profetizado, Jesús fue clavado en una cruz y derramó Su agua y sangre al ser traspasado por una espada.
¿Por qué razón?
Fue para redimirnos de nuestros pecados e iniquidades.
La razón por la que fue clavado en Sus manos y pies fue para perdonarnos de nuestros pecados cometidos con manos y pies.
La gente hace con sus manos muchas cosas que no deberían hacer, y acuden con sus pies a muchos lugares a los que no deberían ir.
¿Cuál es la retribución por sus acciones?
Es el juicio y los castigos aterradores.
La Ley del Antiguo Testamento nos dice que paguemos ojo por ojo y diente por diente.
Es decir, si una persona hería a otra con malas intenciones, esta debía ser herida de la misma manera.
Una vida se pagaba con otra vida; una mano con otra mano; un pie con otro pie.
Esto era para permitirnos entender que la justicia respecto al pecado es muy precisa y estricta.
Si uno comete pecados que privan de la salvación o pecados que conducen a la muerte, cae en la muerte espiritual; es decir, el castigo eterno en el Infierno de acuerdo a la justicia precisa. Tal como lo dice Romanos 6:23, "la paga del pecado es la muerte".
Este Infierno es tan temible que Jesús nos dijo que es preferible que nos cortemos una mano o un pie antes que cometamos pecado con ellos.
Marcos 9:43-45 dice: "Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado... Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno..."
Si ustedes en verdad entienden el horror del Infierno, profesarán desde el fondo del corazón que el dolor de cortarse una mano o un pie es más soportable que el dolor que se vive en el Infierno.
Pero por fortuna se abrió el camino mediante el cual podemos ser perdonados de nuestros pecados cometidos con nuestras manos y pies.
Cualquiera que confiesa sus pecados y acepta al Señor como Salvador personal, puede ser perdonado de todos sus pecados.
Esto es gracias a que Jesús pagó el precio de nuestros pecados al ser clavado en Sus manos y pies en la cruz en lugar de nosotros.
Sin embargo, esto no significa que podemos cometer pecados libremente después de aceptar al Señor.
La Biblia nos dice que la sangre del Señor nos limpia cuando tratamos de caminar en la luz y no cometer pecados.
1 Juan 1:7 dice: "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
Hermanos y hermanas:
El castigo de la cruz fue uno de los métodos de ejecución más notorio.
Una vez que la persona cuelga en la cruz, esta no muere inmediatamente. El peso del cuerpo desciende y causa dolor insoportable. Se muere lentamente, sintiendo dificultades para respirar, deshidratación, el dolor de los insectos dañinos que chupan las heridas, y la vergüenza.
El hecho de que Jesús sufriera este dolor tan insoportable nos dice que la justicia del perdón de los pecados es muy estricta.
No se puede limpiar los pecados con solo pagar un precio de manera muy casual.
El principio y la justicia en el perdón de los pecados necesariamente requiere sacrificio.
Es por eso que Jesús derramó toda Su agua y sangre con dolor insoportable al ser colgado en la cruz.
Jesús fue colgado en una cruz de madera.
Esto fue para redimirnos de las maldiciones de la Ley.
Gálatas 3:13 dice: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero...)".
En este caso, la maldición de la Ley se refiere a la maldición que recaerá sobre los que quebrantan la Ley.
Tal como lo dice Romanos 6:23: "...la paga del pecado es la muerte", recibimos la maldición de la muerte al quebrantar la Ley.
Jesús inmaculado fue colgado en un madero al igual que un criminal maldito, en nuestro lugar.
Hermanos y hermanas:
La profecía que dice que "Él fue traspasado por nuestras transgresiones" se cumplió ya que Jesús no solo fue colgado en la cruz sino que también fue traspasado por una lanza y espinas.
Analicemos la Providencia escondida en esto.
Juan 19:34 dice: "Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua".
El soldado romano abrió el costado de Jesús quien ya había muerto.
Fue como si un león salvaje desgarraba el cuerpo de su presa sabiendo que esta ya había muerto.
Esto demuestra la crueldad del hombre.
También muestra cuán malvado es el hombre.
Jesús dio Su vida para salvar incluso a esta gente malvada.
Asimismo, el hecho de que Jesús fuera traspasado en su costado significa que Él descendió a este mundo en cuerpo humano, y que nosotros también podemos participar de la naturaleza divina.
La sangre derramada después de ser traspasado por la espada es la preciosa sangre que limpia nuestros pecados, y el agua es la Palabra de poder que nos hace justos.
¡Cuán asombrosas son estas Providencias!
Jesús también fue traspasado por finas espinas.
Jesús, el Rey de reyes, no llevó una corona de oro, plata o piedras preciosas, sino una de espinas que eran como armas letales.
Con espinas muy largas y finas, los soldados romanos hicieron una corona un poco más pequeña que la cabeza de un hombre, y la pusieron en la cabeza de Jesús.
Las duras espinas penetraron en la cabeza de Jesús rompiendo su piel, y Su rostro se cubrió de sangre.
Esta fue la Providencia para perdonar nuestros pecados cometidos con los pensamientos y con nuestra mente. Estas son cosas como el odio, envidias, celos, juicio y condenación, mente adúltera y codicia.
La Biblia dice que albergar los pecados en el corazón y cometerlos en el pensamiento son actos pecaminosos.
En Mateo 5:28 dice: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". Y en la primera parte de 1 Juan 3:15 leemos: "Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida...".
Los pecados que se albergan en el corazón y pensamientos eventualmente se convertirán en una acción pecaminosa.
Por consiguiente, ya que somos perdonados de nuestros pecados al creer en Jesús quien llevó las espinas por nosotros, debemos santificar nuestros pensamientos y mente también.

 
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