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| Noticias Manmin   No. 196 | HIT 5616 | DATE 2015-09-13
 
¿Cuál es el fruto de la luz?



Todo individuo puede producir el fruto de la Luz cuando permanece en la Palabra de Dios que es Luz. Efesios 5:9 dice: «... el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad». Cuando creamos una armonía entre la bondad, la justicia y la verdad, podemos producir el fruto de la Luz. Podemos ser reconocidos por todos como verdaderos hijos de Dios y emitir una hermosa luz en el mundo en tinieblas.


El fruto de la bondad que es visto por Dios como un corazón hermoso y bueno

Si el fruto de la bondad nace en nosotros, no buscaremos nuestro propio beneficio ni haremos mal en ningún tipo de situación. Aunque signifique un sacrificio propio, podremos buscar el beneficio de los demás. También podremos ponernos en los zapatos de los demás para no portarnos de modo indecoroso sino siguiendo la responsabilidad del hombre.

Además no vamos a tener envidias ni desearemos ser enaltecidos o admirados. Nos regocijaremos con la verdad en todo y actuaremos solo con base en la bondad ante los ojos de Dios. Cuando el fruto de la bondad nazca y se manifieste en nuestras vidas, será la evidencia de que somos hijos de la Luz, es decir, verdaderos hijos de Dios.

Debemos recordar en este punto que la bondad en el mundo es diferente que aquella a los ojos de Dios. Las personas del mundo piensan que un individuo es bueno cuando reprime el odio y la incomodidad sin revelar ninguna situación de desventaja. Pero Dios considera como malo el hecho de que tengamos malos sentimientos en nuestro corazón aunque no los revelemos.

Una persona de bondad jamás tiene malos sentimientos incluso cuando los demás le hacen daño, sino que los considera lamentablemente desdichados y les brinda amor. Conmueve sus corazones con servicio y sacrificio. Así también, si puede entregar su vida por los que le hacen daño, tal como lo hizo Jesús, alcanza el nivel de bondad en el que Dios se deleita.

Solo cuando alcanzamos la bondad a los ojos de Dios veremos la obra de Dios quien es Luz realizada, y entonces seremos reconocidos por Dios y causaremos una renovación aún en los malvados y los guiaremos por la senda de salvación.


El fruto de la justicia que es la confianza y obediencia a la Palabra de Dios

Tal como lo dice Romanos 10:10: «Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación», cuando creemos en la Palabra de Dios y la obedecemos, podemos producir el fruto de la justicia.

No obstante, la fe no se obtiene simplemente porque la deseamos. Dios nos da fe de lo alto en la medida en que nos abstenemos del pecado y la maldad del corazón y nos santificamos. Solo con esa fe podremos obedecer la voluntad de Dios y lograr cosas imposibles.

Daniel sabía que sería lanzado al foso de los leones si continuaba orando. Pero no tuvo miedo, a pesar de todo, sino que actuó según la voluntad de Dios (Daniel 6). Los tres amigos de Daniel también sabían que serían lanzados al horno ardiente si no adoraban al ídolo. Pero no lo adoraron (Daniel 3). Creyeron que Dios podía rescatarlos de la muerte e incluso creyeron que, aunque Él no los rescatara, Él les daría las mejores moradas y recompensas en el Cielo. Con esa fe ellos obedecieron valientemente la voluntad de Dios aunque sus vidas peligraban.

Su fe se reveló como un fruto de la justicia. Luego Dios no solo los rescató de la muerte sino que también hizo que sus reyes lo reverenciaran y glorificaran. Cuando ponemos en práctica la justicia con fe durante nuestras vidas diarias, se revelará como el fruto de la Luz y Dios será glorificado ante todo el pueblo.


El fruto de la verdad que no es mentir y cambiar ante toda situación

Si usted practica la bondad y profesa fe solo porque los demás lo observan, no será reconocido como portador del fruto de la Luz. Dios no mira nuestras apariencias sino lo más íntimo de nuestro corazón. Por eso solo las obras sinceras y la confesión de fe pueden alcanzar a Dios como una fragancia.

Cuando se presenta una prueba, su fe será probada. Algunos oran con fervor y cumplen con sus responsabilidades cuando están llenos del Espíritu Santo. Pero al enfrentar pruebas, pueden perder esa llenura, dejan de orar y descuidan sus responsabilidades. Otros incluso abandonan a Dios cuando el fruto que anhelan parece tardar en llegar o cuando sus vidas como creyentes no parecen beneficiarles.

Dios en verdad anhela nuestra confesión y obras sinceras y un fruto inmutable de la verdad. Si usted comprende el amor de Dios, su amor por Él jamás cambiará en ninguna situación ni condición, y usted avanzará con más fervor cada día (Romanos 8:38-39). Esto es producir el fruto de la verdad.

Los hijos de Dios deben producir los frutos de la bondad, justicia y verdad con la esperanza por el Cielo y el anhelo por la segunda venida del Señor.

Y entonces cuando venga el Señor, nuestro Novio, estemos listos aquellos que valientemente confesamos que hemos impartido la Luz del Señor en el mundo y llevado muchas almas hacia Él.


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