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| Noticias Manmin   No. 235 | HIT 3788 | DATE 2017-04-23
 
La fragancia de Cristo que proviene de ser «intachable»



Ser «intachable» se define como «el estado de ser puro y perfecto». Solo cuando nuestro corazón está lleno de frutos espirituales podemos ser considerados «perfectos». En otras palabras, cuando los nueve frutos del Espíritu Santo dan fruto abundantemente en nuestro corazón, podemos emitir la fragancia de Cristo. Ahora profundizaremos en la fragancia de Jesús basada en Mateo 12:19-20.


Su corazón: No peleó, ni gritó

Mientras Él estaba llevando a cabo Su ministerio terrenal, Jesús nunca tuvo un conflicto, sino que logró todo en paz. Había gente que intentaba desesperadamente matarlo. Nunca los confrontó con odio o con sentimientos desagradables. En su lugar, lo único que Jesús hizo fue amonestarlos con buenas y sabias enseñanzas para que pudieran llegar a entender la verdadera voluntad de Dios. Pero si no entendían Sus enseñanzas, Jesús no discutía ni peleaba con ellos; en vez de eso, Él se apartaba silenciosamente.

Jesús no hizo ningún argumento ni defensa para sí mismo cuando fue crucificado. Él simplemente intercedió por la gente que lo condenó.

«Pelear» no incluye solo tener mal temperamento y levantar la voz. Sigue habiendo pelea en usted si excluye a alguien en desacuerdo o si sigue insistiendo en sus maneras y voluntad. Si usted tiene malestar contra alguien que no le ha hecho daño porque su opinión es diferente a la suya, debe admitir que el problema está en usted.

Si mira hacia atrás y se examina personalmente con un corazón humilde en todo y se despoja, incluso de las falsedades más pequeñas, puede llegar a ser alguien intachable. Si es así, no habrá nadie que no pueda entender. En su lugar, usted será capaz de abrazar y consolar a todos. Entonces, la alegría será abundante sin importar a quien conozca. Dios estará con usted y provocará que todas las cosas obren para bien.

«Gritar» nace de un deseo de mostrarse a uno mismo. Muchas personas quieren que su contribución sea reconocida por los demás. Si no reciben el reconocimiento que esperan y creen que no reciben el tratamiento apropiado, a menudo se sienten incómodas.

Sin embargo, a pesar de que nuestro Jesús era el Hijo unigénito de Dios y manifestó innumerables señales y prodigios, Él nunca «gritó» ni se jactó de Su trabajo, sino que siempre fue humilde. Jesús dio gloria al Padre en todo lo que Él hizo (Juan 17:4).

Debemos tratar de parecernos a Jesús, rebajarnos a nosotros mismos en humildad y darle toda la gloria a Dios.


Su disciplina: Tampoco nadie escuchó Su voz en las calles

Integrado en el modo en que una persona camina, se comporta y habla, está su corazón y su naturaleza. Los pasos de las personas impacientes tienden a ser rápidos, mientras que las personas gentiles y mansas, tienden a caminar tranquilamente y despacio.

Algunas personas parecen balancearse cuando caminan, y son incapaces de mantenerse quietas incluso cuando están sentadas. Son incapaces de sentarse rectas e incansablemente mueven sus piernas y sus manos. Algunos dicen cosas innecesarias o dicen cosas espontáneamente sin pensar de antemano.

Golpean o señalan con el dedo a la persona que está hablando, ocasionando que se sienta muy incómoda. Hablar con comida en la boca, escupir mientras se está hablando y hablar en voz alta en lugares públicos está muy lejos de lo que Dios piensa que es ser «intachable». Debemos emitir la fragancia de la bondad, y mostrar la gracia y la virtud con las personas que conocemos (Efesios 4:29; Colosenses 4:6).

Y sabemos que tales imágenes de ser alguien intachable como Jesús, provienen de lo que estaba dentro de Él. Estaba lleno de bondad al grado máximo y del amor espiritual. Por lo tanto, también debemos hablar y comportarnos con un corazón intachable.


Su amor y Su misericordia: Jesús no quebró la caña cascada ni apagó el pábilo que humea

En este caso, la frase «caña cascada» se refiere a personas cuyos corazones están heridos, quebrantados y atormentados por los altibajos de la vida. Debido a que el ser humano ha recibido un espíritu inmortal, cuando su vida física llega a su fin, viene el juicio (Hebreos 9:27). Si aún queda un poco de conciencia para arrepentirse, Dios nunca lo abandonará.

Cuando leemos: «el pábilo que humea no apagará», significa que no importa cuán malo sea el corazón de una persona, si aún queda algo de brasa en ese pábilo, en otras palabras, si queda un poco de conciencia para aceptar a Jesús como su Salvador, Jesús no apagará ese pábilo. Si una persona que recibió el Espíritu Santo cometió un gran pecado y no recibe el espíritu de arrepentimiento, el Espíritu Santo puede apagarse en esa persona (1 Tesalonicenses 5:19). Pero si el Espíritu Santo no ha sido completamente apagado y si aún queda una pequeña llama dentro de la persona, el Padre Dios no se dará por vencido, sino que le dará oportunidades continuamente.

No importa cuántos pecados y males estén cometiendo los incrédulos, Dios continuará golpeando la puerta de su corazón hasta que la abran. Con Su infinita compasión y misericordia, Jesús mantuvo sus mirada sobre las personas que fueron atormentadas por sus pecados y sufrimiento. Jesús nunca pensó dos veces antes de acercarse a los pecadores, pero los sanó y los condujo a la vida eterna (Mateo 9, Juan 4).

Debido a que Jesús no apagó el pábilo que humea de Judas Iscariote, Jesús mantuvo a Judas a su lado hasta el final, como lo hizo con el resto de Sus discípulos, aunque sabía que Judas lo traicionaría (Juan 13:1).

Debemos visitar a aquellos que son como una caña cascada y un pábilo que humea, y estirar la mano para tomar su mano primero. Un corazón verdaderamente intachable no discutiría para diferenciar lo bueno de lo malo. Un corazón verdaderamente intachable haría el bien en la verdad y el amor, y suavizaría y tocaría el corazón de las personas malvadas.

Debemos emitir el fuerte aroma de Jesucristo y guiar incontables almas de este mundo, las cuales son similares a la caña cascada y el pábilo que humea, al camino de la salvación y la bendición.


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