Examinemos nuestra fe mediante la revisión de nueve atributos malignos de los cuales tenemos que deshacernos para poder pararnos sobre la roca de la fe, y analicemos varios casos prácticos.


Nueve atributos que tenemos que desechar para pararnos sobre la roca de la fe

Odio ¿Todavía pierde o intenta suprimir su temperamento? ¿Usted revela su molestia, aunque sea un poco, cuando habla? ¿Transmite malos sentimientos cuando habla con los demás? Cuando se siente un poco de disgusto, entonces está parado sobre la roca de la fe.


Malos sentimientos ¿Se siente mal cuando se le culpa o es reprendido por algo? Si no es tratado como espera, no es compensado por su esfuerzos, no es reconocido por los demás, o es malentendido o desfavorecido, ¿le afecta de manera negativa? ¿Es este tipo de situaciones lo deprimen? Si usted se desanima y no tiene la fortaleza para orar o cumplir con sus responsabilidades, muestra que aún posee malos sentimientos.


Enemistades, celos, envidia ¿Cómo se siente cuando otras personas son amadas y elogiadas más que usted? Si se regocija con la verdad, está cerca al corazón del espíritu. Si no lo está, entonces está lejos del mismo. Con tan solo examinar sus sentimientos, puede estimar cuán cerca está del corazón del espíritu.


Las mentiras y el corazón engañoso Si usted engaña a los demás o dice mentiras para su beneficio, si da un falso reporte, engrandece o exagera su desempeño para darse a conocer a sí mismo u obtener créditos, o si subestima u oculta lo que es desfavorable para usted, demuestra que tiene un corazón mentiroso y engañoso. Si una persona miente y engaña a los demás para recibir ganancias inmediatas, entonces puede llegar a pensar que puede engañar a Dios.


Juicio Muchas personas juzgan a los demás debido a la apariencia o por sus propios criterios. No obstante, no debemos juzgar apresuradamente a las personas ya que cada persona tiene un corazón interior diferente y una intención o finalidad distinta para sus acciones. Solo Dios, que examina lo más profundo de nuestros corazones, lo sabe.


Corazón inconstante Debe examinar si con frecuencia cambia de decisión o de planes, o si simplemente quebranta sus promesas personales con los demás e incluso con Dios.


Adulterio Usted debe desechar por completo la lujuria en el corazón o los pensamientos adúlteros, y no hablar del adulterio en acción.
Debe tener presente que una mente adúltera es la fuente de tentación que Satanás fácil y persistentemente utiliza para llevar a las personas a la muerte.


Codicia, motivos egoístas, avaricia Con avaricia y codicia en el corazón, se siente celoso de las posesiones, fama, autoridad y apariencia de los demás. Los motivos egoístas se refieren al corazón que busca sus propios beneficios y busca sus pasiones personales y deseos del corazón. Esto conduce a varios tipos de corrupción. Están generalmente relacionados con el dinero. El dinero obtenido a través de estos corazones, hace que usted pueda ir tras más dinero y las cosas sensuales del mundo. Y lo apartará en gran manera de Dios (Santiago 1:15).


Traición La traición está relacionada al corazón inconstante, a la astucia, a la búsqueda de sus propios beneficios, al corazón mentiroso y a la arrogancia. Tales atributos malignos obran en combinación y llevan a la traición. La traición incluye el hecho de olvidar la gracia que recibió, darle la espalda a su grupo o equipo por su propio beneficio y acabar con la expectativa de los demás al quebrantar sus promesas con ellos.


¿Por qué todavía no se ha parado sobre la roca de la fe?

Caso 1 Una persona que carece del anhelo por las cosas espirituales

Esta persona piensa en autocomplacencia: “Yo también algún día cambiaré”. No obstante, esta persona no cambia a pesar de que transcurre mucho tiempo. Debe poseer un anhelo ferviente por el espíritu y entusiasmo para cambiar para poder ingresar a la Nueva Jerusalén, y darse cuenta que seguir al pastor es la manera más importante para entrar al espíritu.


Caso 2 Una persona que utiliza pensamientos carnales causados por la codicia

La codicia puede ser el estimulante de los pensamientos carnales que causa que una persona haga cosas para su propio beneficio. De igual manera, si los atributos malignos permanecen en nosotros, estos causan que tengamos pensamientos carnales. Incluso podemos pensar que no es un pensamiento carnal y decimos: “No es nada. Todo está bien”, o “lo hago por el reino de Dios”.


Caso 3 Un apersona con incomodidad del corazón y de los labios

Cuando usted ve a una persona actuar de manera diferente, no intenta comprender con bondad y ver los puntos fuertes de dicha persona, sino que posee sentimientos de incomodidad en contra de ella. Las personas que normalmente tienen incomodidad en el corazón, lo revelan con sus palabras y tienen la tendencia a culpar a los demás o sus circunstancia. Los sentimientos de malestar surgen de los atributos carnales, como la arrogancia o los criterios personales.


Caso 4 Una persona que erróneamente piensa con arrogancia

Este tipo de persona es incapaz de utilizar la Palabra de Dios para reflexionar sobre sí mismo, porque cree erróneamente con arrogancia, como por ejemplo: “Yo soy un persona de bondad; amo a Dios y al pastor”. Es muy probable que esté confinado dentro de su propia bondad. La arrogancia le impide verse a sí mismo; reconocer y aceptar el consejo o amonestación de los demás.


Caso 5 Una persona con fuertes criterios personales

Una persona con fuertes criterios personales, lastima los sentimientos de los demás y quebranta la paz mientras trabajan juntos debido a sus criterios personales. Sin embargo, piensa que trabaja y es voluntaria fielmente. Es posible que diga que ama a Dios, al Señor y al pastor; pero su amor es mayormente carnal que espiritual. El afecto y el amor carnal esperan a cambio amor y provocan sentimientos negativos.