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| Noticias Manmin   No. 12 | HIT 10387 | DATE 2007-09-30
 
El Único que ha restaurado mi cuerpo destrozado - 10 años de anhelar... ahora, ya sea que viva o muera, ¡yo soy del Señor!



~ Johanna Park (Misionera en Japón)

Después de dejar mi pueblo natal y mudarme a Seúl, y en la medida que me deterioré por el anhelo de regresar a casa y por el estrés del trabajo, la única cosa que me mantuvo entera fue el amor de Dios.

Encuentro apasionado con Dios pero cayendo de nuevo al mundo

En el otoño de 1988, después de ser llevada al la Iglesia Manmin Central por el propietario de un salón de belleza, yo recibí una gracia desbordante de "Los Sermones sobre ‘El Libro de Job’", y me uní a la iglesia el siguiente año. Mientras escuchaba la serie de "El Mensaje de la Cruz", pude creer con el corazón que el Señor tomó la cruz por mí y al descender sobre mí un Espíritu de arrepentimiento, pude rendir mi corazón. Lloré tanto que las lágrimas arrastraron los lentes de contacto que estaba usando.
La siguiente mañana, me puse de nuevo mis lentes pero casi no podía ver nada; todo estaba fuera de foco y parecía confuso. Yo podía ver más claramente sin mis lentes, así que me los quité y fui a que mi hicieran un examen de los ojos. ¡La visión de mis ojos, que había sido menor de 20/200, había mejorado a 20/20 en el izquierdo y a 20/25 en el derecho! Después de esta innegable experiencia con el Dios viviente, me enamoré al escuchar Su palabra y al orar. Como recibía Sus respuestas a mis oraciones inmediatamente, pronto conseguí un trabajo.
Dios me había dado abundante gracia pero después que fui promovida y tenía todo lo que se atravesaba por mi camino, me distancié gradualmente de Dios. Como recibía el reconocimiento de las personas, la arrogancia surgió y empecé a confiar en mi propia capacidad. Ya no pude orar desde lo profundo de mi corazón; venía a "La Reunión de Oración de Daniel", pero me quedaba sólo por un momento y me iba a casa, y eventualmente dejé de orar. Diciéndome a mí misma que estaba muy ocupada, venía a la iglesia los domingos solo por el Servicio de la Mañana y me iba a trabajar. En el interior de mi mente seguía pensando, "debo hacer esto", pero no había mucho que yo pudiera hacer.

Imprevisto accident de auto; Dios el Sanador

Evaluada con una discapacidad de primer grado y pensando que el Señor era el Único que podía aceptarme tal como soy, busqué el santuario...

Un día en Mayo de 1993, mi culpa fue reemplazada por el temor y no pude deshacerme del sentimiento de ansiedad debo a esto. Yo iba de camino a casa después del trabajo en el carro de mi compañero cuando el vehículo frente a nosotros violó una señal de tránsito y de repente me vi envuelta en el medio de un accidente con cinco carros. Inmediatamente me desmayé y fui llevada al hospital.
Recuperé el conocimiento en tres días pero mi cabeza me dolía terriblemente. La articulación temporomandibular se había fracturado, mi dentadura se dañó, y la lesión en mi intestino resultante en una obstrucción me trajo vomito y diarrea imparable. Perdí toda sensibilidad en la pierna derecha, la cual se movía como un pulpo, y ninguna parte, articulación o miembro de mi cuerpo estaba bien. Las cosas se veían tan desoladoras que ni siquiera podía llorar. Se me dijo que nunca volvería a caminar y fui evaluada con una discapacidad de primer grado ("pérdida total de la capacidad de trabajo y necesidad de asistencia constante).
Cerca de 3 meses de hospitalización, mi familia y mis compañeros dejaron de visitarme. Si hubo algo que yo aprendí mientras peleaba con la soledad que sentí durante ese tiempo, fue que el Único que me aceptaba como soy es el Señor.
Reinicié la oración en ese momento y mientras ayunaba, reuní todo el dinero que tenía, preparé una ofrenda, y asistí a "La 2ª Reunión Especial de Dos-Semanas de Avivamiento con el Dr. Jaerock Lee", en Mayo de 1994. Con la ayuda de la Brigada Voluntaria de Manmin, yo era literalmente arrastrada al santuario.
Fui profundamente conmovida por las palabras de una alabanza, "Levántate y camina. Yo te daré la fortaleza..." y rendí mi corazón en arrepentimiento, empezando por el perdón por haber abandonado al Señor a pesar de la gracia que había recibido. En el momento que recibí la oración del predicador Dr. Jaerock Lee, mi cuerpo se sintió como que una corriente eléctrica fluía por él.

"Levántate y anda. Yo te daré la fortaleza..."

Recibiendo la fortaleza de lo alto, empecé a caminar un paso a la vez...


"¡Este es Dios obrando! ¡Este es Dios obrando! ¡Puedo caminar!

Como recibía la fortaleza de lo alto, pude pararme por mí misma y en medio de sonidos y aplausos y ovaciones; empecé a caminar un paso a la vez.
¡Aleluya!

10 años de anhelar regresar a casa

Desde que me comprometí a ir a todo lugar del mundo y testificar a mi Dios el Sanador, encontré otra adversidad en mi camino. Fui en un viaje de negocios al Japón en 1996 pero ya no pude regresar a casa.
Vivir en un país que no me daba ninguna razón particular para vivir en él, me obligaba a esforzarme más fuertemente que cuando vivía en Corea. Hice cosas que nunca había hecho para poder cumplir mis metas, incluyendo trabajos manuales. Cuando me logré establecer, le proveía alojamiento y les enseñaba algunas habilidades a las personas que no tenían a donde ir, pero un día, alguien robó todo el cargamento de mi trabajo y huyó. Sin embargo, a pesar de todo esto, mis esperanzas de regresar a casa era la única fuente de fortaleza por la cual sobrevivía cada día.
Yo quería llevar conmigo una cosecha de la cual estuviera agradado el Pastor General cuando regresara a casa y me reuniera con él. Así que empecé mis estudios en un seminario, algo con lo que me había comprometido antes, pero no había podido cumplir. Cuando empecé también a orar por algunas otras formas de trabajar para el Señor, me di cuenta que podía compartir el evangelio por medio de la tienda que estaba administrando en ese momento.
La idea era atraer a los admiradores de un actor Coreano Bae Yong Joon, la estrella de un programa de TV Coreano "Sonata de Invierno" y quien era muy popular en Japón. Cuando empecé a promocionar "La reunión para los admiradores de Bae Yong Joon en Japón", muchas personas se congregaron. Limpiando las calles del Barrio Coreano mientras trabajaba a la par de ellos, corregí sus ideas erróneas sobre la historia de Corea y les enseñé el idioma Coreano. Como nuestras actividades fueron reportadas en televisión, muchos más admiradores del actor se conectaron a mi página Web y obtuve la preciosa oportunidad de mostrarles Corea y de compartir el evangelio con ellos.
Mientras me establecía en Japón, mi añoranza por Corea, por la Iglesia Central Manmin, y por el Pastor General Jaerock Lee solamente incrementaron.
Yo oraba, "¡Dios, yo anhelo regresar a Corea, ayúdame a ir a casa pronto!", mientras participaba en los servicios de adoración a través del Internet.

Regresando a casa y la vida como una misionera

Y con una ferviente esperanza por recompensar la gracia del amor de Dios, ahora vivo como una misionera en Japón...

Finalmente regresé a casa en Junio del 2006, aparté 6 meses de oración y me preparé para regresar a la Iglesia Central Manmin. Como alguien que había recibido una gracia desbordante de Dios, me sentía muy avergonzada y muy culpable ante Dios y de tener al Pastor General esperando por mí por tanto tiempo. Me arrepentí y me arrepentí y recobre la fortaleza para regresar a la iglesia.
Para el Año Nuevo Chino en Febrero del 2007, visité Manmin, pensando, "Él me aceptará tal como soy". Me sentí profundamente conmovida por el amor del Pastor General y de los miembros de Manmin, quienes no me habían olvidado a pesar que había pasado una década, y yo pude aliviar las cargas en mi corazón que habían estado presionando con la vergüenza y la culpa. Es más, Dios abrió por mí el camino a la vida de misionera así que pude recompensar el amor del Pastor General y traer a la salvación las almas que estaban espiritualmente corruptas en Japón.
Fui delegada oficialmente como una "Misionera en Japón" el 3 de Junio del 2007, y no podía controlar las lágrimas que rodaban por mis mejillas.
Si no hubiera sido por la gracia d Dios, no podría y no debería estar aquí ahora. Solamente por el poder de Dios he sido restaurada y he vivido sana sin ninguna recaída.
Le doy todas las gracias y toda la gloria al Dios viviente que me sanó, y como yo soy del Señor ya sea que viva o muera, debo vivir el resto de mi vida solamente para Su gloria.
¡Aleluya!


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