Querido Dr. Jaerock Lee,

Agradezco a Dios por su vida y por su ministerio, y por su dedicación a manifestar el poder de Dios en este mundo en estos últimos tiempos. Estoy traduciendo sus libros "Mi Vida Mi Fe I y II" al idioma Hebreo. El Señor me ha bendecido en gran manera; a mí y a mi esposo, el Pastor Suhail Dabbagh.

Nuestro hijo Lysanias tiene 13 meses. Resulta que después cierta noche en la que había tenido algo de fiebre, a las 2:30 PM del viernes 10 de octubre. Y lo llevamos al centro medico.

Querido Pastor, yo creí que el Señor lo sanaría a través de su oración, porque creo en la veracidad de cada palabra escrita en sus libros. Envié mi motivo de oración y miré la transmisión en vivo del servicio por Internet.

Cuando usted comenzó a orar por mi hijo a las 5:20 PM nuestro horario, yo coloque mi mano en su fotografía, junto con nuestra hija más pequeña, y oré con usted.

Nuestro hijo se despertó mucho más temprano pero su fiebre seguía subiendo. Comió y durmió una hora más desde las 8:00 PM hasta las 9:00 PM. Su fiebre en ese momento había alcanzado los 40 grados pero sorprendentemente, no se desvaneció. Eso pasó justo antes de que usted orara por segunda vez.

Tanto mi marido como yo nos pusimos a cuentas con el Señor para que no hubiera nada que se interpusiera entre Él y nosotros. Después de eso, Dios le reveló a usted cuál era el problema. El virus había ingresado por su boca y se había ido a la sangre, y usted oró más fervientemente por 3era vez, y el virus dejó de esparcirse. Ese fue el momento en que en mi hijo se hizo el cambio radical. De repente, a las 9:40 PM, tras su 3era oración, la temperatura comenzó a descender y se quedó dormido. Sin embargo, en ese momento su pelo estaba empapado aunque el aire acondicionado estaba funcionando; y así fue por 3 más de 3 horas. Todos los niños en la sala de emergencia estaban llorando y gritando inclusive sus padres. Nuestro hijo estaba dormido en tremenda paz, sin fiebre, sin espasmos, sólo en paz. El durmió esa noche 10 horas.

A la mañana siguiente se despertó como si nada hubiese sucedido, estaba lleno de energía, se movía, se reía, comía y jugaba.

Los exámenes médicos no mostraron nada. Le agradecemos al Señor y a usted por haberse tomado el tiempo de orar y de ser tan sensible a la guía del Espíritu Santo.

Pastor Suhail y Lina Dabbagh