Al estar en deuda con el amor del Señor, me humillo y sirvo a los demás

Anciano Chulhyo Bae (Vice-presidente de la Asociación de Ancianos, Vice-presidente de la Misión Unida de Hombres)

Desde que nos casamos, mi esposa y yo tuvimos una vida muy difícil mientras deambulaba y frecuentemente fracasaba en mis negocios. En agosto de 1982, un año después de empezar a asistir a la iglesia gracias a la evangelización de mi esposa, empecé a preocuparme una noche luego de enviar a mi esposa sola, muy tarde en la noche, a la Vigilia Entera del viernes. Por lo tanto, me apresuré hacia la iglesia. Cuando llegué, el pequeño santuario, el cual tenía alrededor de unos 66 m2, estaba lleno de personas. Muchos estaban parados en las escaleras exteriores. A pesar de haber llegado sin ser esperado y por casualidad, tuve un encuentro con Dios aquella noche. Yo me arrepentí con gemidos y lágrimas, y nací de nuevo en agua y en Espíritu Santo. Dejé de fumar y beber, algo de lo cual disfrutaba mucho, además de orar y esforzarme mucho para vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Mi familia encontró paz y desde entonces hemos recibido también abundantes bendiciones materiales.
En 1987 se me asignó la responsa-bilidad de parte de Dios en calidad de líder de grupo. Yo pensé que lo más importante al liderar un grupo era servir a cada miembro como el Señor sirvió a Sus discípulos al lavar sus pies. Al empezar a servir a los miembros con este sentir, el grupo experimentó gran avivamiento, y además se me otorgó el reconocimiento del primer lugar en avivamiento de grupo. Yo continúo trabajando con el mismo sentir hasta hoy, y me pregunto a mí mismo cómo puedo servir a los demás al igual que el Señor mientras cuido de cada miembro, pues he visto el amor y servicio del Pastor Principal Dr. Jaerock Lee quien no descuida ni siquiera al miembro más tierno de la iglesia. Al ver a nuestro Pastor Principal, quien demuestra ser un buen modelo a seguir, medito en el Señor y siento aún mayor amor por Dios el Padre. Es por esto que vivo una vida de fe verdaderamente feliz.
Debido a que he experimentado el gozo que se siente al servir a los demás con todo el corazón, y al estar en deuda por el amor del Señor, yo deseo en verdad humillarme y servir aún más a los demás.