Elizabeth Nakumika / Kenia





Tras la oración del Pañuelo por parte del Obispo Dr. Myongho Cheong, Elizabeth Nakumika, quien había padecido de ceguera por 11 años, testificó la restauración de la visión.

Nací en 1984 en un suburbio de Kateil, aproximadamente a 300 millas de Nairobi, la capital de Kenia. Mi madre murió cuando yo era aún muy pequeña, de modo que mi hermano y yo crecimos con nuestra madrastra. El año que cumplí 13 años falleció mi padre, y mi hermano se fue a la ciudad en busca de trabajo. Yo quedé sola en casa y la vida se tornó en un tipo de agonía. La discrimación y la persecución hicieron que la vida me sea muy difícil de soportar. Además de esto, a la edad de 17 años enfermé de sarampión y perdí la visión en mis dos ojos.

Acudí a muchos médicos en diferentes hospitales para encontrarme tan sólo con que no había cura. Ya que había llegado a ser ciega, me volví completamente inútil para la agricultura, el único medio de vida del hogar, por lo que finalmente fui echada fuera de casa. Con la ayuda de una amiga fui hasta la ciudad para buscar a mi hermano, pero él se había convertido en un alcóholico irresponsable. Yo, efectivamente, me convertí en una mendiga en los mercados, y durante el tiempo que viví como mendiga conocí a dos pastores que me ayudaban económicamente para suplir mis necesidades.

El 11 de enero de 2010 era el segundo día de la "Reunión del Pañuelo en Kitale" (Hechos 19:11-12), realizada por el Obispo Rev. Myongho Cheong, Presidente de la Iglesia de la Santidad Unida de Jesucristo en África y Pastor Principal de la Iglesia Manmin de Nairobi. ¡Ese es un día que jamás olvidaré!

Asistí a la reunión por insistencia y con la ayuda de mi amiga Mónica Dudi. Después del mensaje había un tiempo de oración por los enfermos. El Obispo Dr. Cheong puso sus manos sobre mis ojos y oró con sinceridad diciendo: "Padre, muéstrale a tu hija que Tu estás obrando en este mismo momento".

Hubo un milagro después de la oración. Empecé a ver luces, personas, y objetos a mí alrededor. Fui directo al escenario, y luego de ver las tantas personas que habían recibido la sanidad de Dios me llené de gozo y testifiqué abiertamente sobre mi propia sanidad a las personas que me conocían únicamente como "la mendiga ciega".

"Esta es la misma Elizabeth que solía pedir dinero en los mercados. ¡Recibí la oración y ahora veo! ¡Ahora veo! ¡Ahora veo!
Mis amigas, quienes habían estado junto a mí y me habían visto sufrir por años, se convirtieron en testigos y afirmaron mi sanidad a todos aquellos que dudaban. ¡Aleluya!