Pregunta:¿Qué tipo de oración acepta Dios con gozo y agrado y en qué difiere la oración de cada persona ante los ojos de Dios?



Respuesta:
En Apocalipsis 8:3-4 leemos: “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos”. Es decir, las oraciones de los santos llegan ante Dios por medio de un ángel, en un incensario de oro.



La ‘densidad’ y ‘concentración’ del aroma de las oraciones difieren dependiendo de la medida de la fe

El tamaño de los incensarios en los que se coloca el aroma de la oración varía. Los ángeles reciben y ponen el aroma de la oración de cada uno en un incensario de oro cuando nosotros oramos a Dios en el nombre de Jesucristo. El incensario es amplio pero no profundo. Su tamaño varía dependiendo de la persona.

Esto se debe a que la ‘densidad’ y la ‘concentración’ del aroma de la oración de cada individuo difieren en la medida en que su corazón llega a asemejarse al de Dios y en los niveles de fe más altos que haya alcanzado.

La oración de una persona quizás se ofrezca como aroma de oración muy densa como una cascada, mientras que otro aroma puede ser muy fino como una niebla. Por tanto, la velocidad para llenar una cantidad de oración asignada será diferente aunque se ore juntos por el mismo período de tiempo y la velocidad para recibir respuestas naturalmente será distinta también.

La oración de fe y amor perfecto que sale del corazón es densa y de alta concentración, por lo que llena rápidamente la cantidad asignada de oración y las respuestas llegan rápido. Mientras tanto, los hombres malos ofrecen una oración cuyo aroma es tenue y bajo en concentración y es natural que las respuestas lleguen mucho después. Por eso, incesantemente debemos ofrecer fragancia de bondad en oración que es aceptable ante Dios todo el tiempo.

La fragancia de la oración de cada individuo es diferente dependiendo de cuánto ha cambiado su corazón Comparemos el amor por Dios y la bondad en las siguientes oraciones:

Ejemplo 1:
“Dios, perdóname. He reflexionado mucho en lo que he hecho. Pensé que había hecho todo para extender Tu reino y que eso era suficiente. Mucho tiempo ha pasado y ahora me siento avergonzado porque carezco del anhelo de llegar a santificarme. Me arrepiento. Lo lamento. Me siento muy avergonzado”.

Ejemplo 2:
“¿Hasta dónde llegará mi maldad? ¡Cuán malvados son mis pensamientos! Ten misericordia de mí, oh Dios. Yo desobedecí, y en consecuencia mi corazón y mi mente han sido capturados. Aunque trato de abstenerme de mis pensamientos y digo que no son mi voluntad, estos y mis emociones me abruman continuamente. ¡Ayúdame! Perdóname por mi insensatez y mis pecados de desobediencia”.

Ejemplo 3:
“Yo no he hecho nada, sin embargo, la gracia que Dios me ha dado sobreabunda en mi corazón. Esto demuestra qué tipo de espacio de amor mi pastor está extendiendo para nosotros. Me alegro mucho de dar mi corazón al Padre y de convertirme en la fuente de gozo para las almas. No olvidaré las lágrimas del pastor e iré hacia adelante sin retroceder para poder convertirme en una fuente de fortaleza para el pastor”.

Ejemplo 4:
“Padre, puedo sentirlo ahora. Acabo de comprender lo que significan en verdad las lágrimas del pastor. Él me ha sonreído cálidamente, esperando mi transformación por un largo tiempo. ¿Quién soy yo que el Padre me ha permitido conocer al pastor, ser transformado y grabar sus lágrimas en mi corazón? ¡Gracias Padre! Correré constantemente y sin descanso hacia el lugar más hermoso”.

Ejemplo 5:
“Estoy pensando en la gracia que el Padre me ha dado. ¡Es tan grande que no se la puede medir! Yo no te he dado nada, pero Tú me has amado y me has dado gracia abundante. Pensé que tenía muchas deficiencias, pero el pastor dice que puedo lograrlo. Sus palabras de amor resuenan en mis oídos. Mi corriente incesante de lágrimas es la expresión de mi gratitud al pastor, mi esperanza por la Nueva Jerusalén y mi anhelo por el Señor”.


Cómo ofrecer la fragancia de oración que es aceptable ante Dios
Primero: la oración debe provenir del gran temor reverente a Dios y del corazón y alma, con toda la voluntad.

Se trata de una oración ofrecida con fe inmutable semejante al oro y con obras que implican la práctica de la Palabra de Dios. Es decir, es la oración de los santos. Un santo es aquel que ha sido reconocido por tener un grado excepcional de santidad y virtud. Un santo se refiere a aquel que es un hijo santo de Dios quien vive en la Palabra de Dios y sigue Su voluntad. Si algunos son simplemente fieles de la iglesia, quienes no ponen en práctica la Palabra de Dios, no será fácil para estos que su oración llegue a convertirse en el aroma de su corazón.

Segundo: La oración aceptable a Dios debe ofrecerse con amor.

Este tipo de oración se ofrece con amor espiritual por Dios y las almas. Si usted tiene amor y fe espiritual, naturalmente orará por cosas espirituales con mayor fervor que por las demás cosas. En otras palabras, orará por la justicia y el reino de Dios antes de orar por su propia familia, sus gastos de manutención o su salud.

Pero algunos de los que dicen tener fe y que han sido cristianos por largo tiempo, no tienen mucho por lo cual orar respecto al reino de Dios y tampoco tienen un corazón sincero por la oración, por lo que esta no será aceptada como oración con aroma agradable ante Dios. Lo mismo sucede con respecto a aquellos que oran con pensamientos ociosos y los que lo hacen diligentemente solo cuando los demás los observan. Aunque usted clame en oración y alabe a gran voz, si lo ha hecho tan solo por costumbre y sin sinceridad, no se aceptará esto como aroma denso de oración. Si ora con repeticiones vanas, tampoco se puede ofrecer esto como aroma. Únicamente la oración que proviene de un corazón veraz puede ser el aroma aceptable ante Dios.

Para poder ofrecer un denso aroma de fe y amor, necesitamos alcanzar un corazón verdadero y la fe perfecta rápidamente. Anhelo que al hacerlo sus oraciones produzcan el hermoso aroma de oración que se ha almacenado ante el trono de Dios y que le sea retribuido de modo perfecto como respuestas y bendiciones.